
Esta tarde me di cuenta que no vería el sol, que el atardecer nos abandonaría por hoy.
A cambio, una enorme tormenta apareció en el horizonte y decidí que podría quedarme a admirar eso que somos los humanos frente al planeta: tanto y tan poco. Capaces de hacer tanto daño y al mismo tiempo, tan vulnerables.
¿Hasta dónde llegará nuestra sinrazón?