El Ego es el culpable. Por dejarse crecer y pensar que las puede todas. Porque no sabe tirar la toalla en el momento oportuno, por insistir cuando lo mejor que pudo hacer era partir.
Es el mismo, ese ego, que te repite y repite la misma idea en la cabeza; el que te la machaca una y otra vez para hacerte sentir mal, para recordarte que tienes que sufrir por el amor que nunca tuviste; para hacerte pensar en ella sin ti, en ella con él, en ella y no otra más. Solo porque no la pudiste alcanzar, cuando hay otras tres que estarían listas y dispuestas a seguir tus locuras…
Es el ego, el culpable.
Pero es tan inteligente, que hasta se deslinda de ti: “no eres tú, es tu ego”. Vaya pavada.
Una noche. O dos. O varias.
Una linda chica. Te entusiasma, te toma, te deja. Va, viene. Y tú, peleas por la permanencia. Como la caña de pescar, estiras, aflojas, muñequeas, y sin darte cuenta que se fue, sigues enredando el carrete. Solo para darte cuenta que la carnada sigue ahí, pero la presa se fue.
Suerte, la próxima vez, campeón!