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La lluvia es nostálgica. Los sueños también. En mi computadora hay una colección de sueños que de vez en cuando escribo. Siempre he soñado que, al estilo Bradbury, un día me dejen escribir algo lindo. Por lo pronto, voy por esa colección cuando quiero evadirme del hoy.
Esta tarde la evasión se coronó de una ginebra bien preparada y salió esto. Ve tú a saber si servirá de algo en los textos, pero a mí, me hizo recuperar la cordura.
La foto: me escapé a Metepec y me encontré con un bar. La lluvia cayó y me recordó que el presidente municipal actual había hecho una obra “descomunal”: poner sombrillas de colores suspendidas a nivel de teja. Del otro lado, frente a mí, me vigilaba el cerro de Metepec, con su imponente iglesia. Me dije que la desigualdad era terrible. En Mazatlán esperé la lluvia por muchos días y nunca llegó: acá diluviaba y la autoridad solo pensaba en sombrillas.