Lo mira con ojos que encantan.
Baja la mirada,
se ríe para adentro.
Besándose los labios,
gesticula una sonrisa tímida y se distrae.
Las olas susurran,
coqueto exotismo.
Se tiñe de rojo el cielo,
oculta su rubor con los tonos del atardecer.
Su sonrisa destella, fina.
Es Venus, es estrella.
Es silueta en la noche joven.
La costa siempre es Thaiti.
Qué diera él por hablarle,
por decirle de su belleza,
del amor de la tarde,
de las luces violáceas,
de lo profundo de sus ojos negros.
Pero se siente vacío de palabras
Herrumbrada la boca, cobarde la mirada.
Avasallado por la poesía del sol que cae,
usa tímidamente su pincel.
Traza en el lienzo el amor animal.
El indómito encuentro del norte y el sur,
la historia que fue y será.
La noche cae,
Sus miradas se extravían…
Entre sombras, el amor se funde en deseo.
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Foto: SBMG. Un buen día, de esos que te hacen sentir joven y capaz de conquistar a una chica que no mira tu billetera, sino tu alegría.
Sitio: Puerto Escondido, Oaxaca.
Gauguin era un loco francés. En los años 1891 decidió irse a vivir a Tahiti y hacer cuadros de lindas mujeres. Muchos lo critican por su manera de vivir, pero, ¿qué se le puede decir a alguien que nació en la época impresionista y fue además cuate de Vicente y Théo Van Gogh? Me encantan sus colores y desparpajo. El tristemente célebre Vargas Llosa tiene “El paraíso en la otra esquina”, donde cuenta su historia en paralelo con la de Flora Tristán (curiosamente abuela de Gauguin), un mujerón que tendrá su propio post.